Treinta y ocho años.
Ni más ni menos.
Lo que hay es lo que ves y viceversa...tampoco tengo tiempo de intentar mostrarte otra cosa.
Mi yo es el resultado de lo que he vivido y de lo que he soñado.
Mi yo, esa suma fÃsica y mental... Esa diferencia entre la fuerza externa y la fragilidad profunda.
Cada músculo, arruga o cicatriz de mi cuerpo y de mi alma tienen su propio motivo. No han aparecido de la nada, todo ha conllevado su esfuerzo.
Porque sin esfuerzo no habrá metas y, sin este, siempre esperaremos que alguien tire de nosotros.
Sin esfuerzo perpetuamente tendremos a quien culpar por no llevar la vida que deseamos.
Duele...
Si, duele.
Pero dolerÃa más mirar hacÃa atrás y ver que, mientras podÃa, no he sido capaz de intentarlo.
Apóyate y salta!